Desde que suena tu despertador aparecen muchísimos elementos en los que el vidrio juega un papel determinante. Aunque no te hayas percatado de ello, tus gafas, la pantalla del móvil, el espejo, el acristalamiento de la ventana, la vitrocerámica, la fibra óptica que te permite navegar por Internet y los envases que aseguran la correcta conservación de los alimentos y vacunas están hechas de vidrio… Este material está presente en todo tipo de objetos, algunos de ellos sorprendentes como los implantes de piezas dentales o los dentífricos que emplean nanopartículas de vidrio.
El vidrio se descubrió por casualidad en Siria hace 5000 años, cuando unos mercaderes utilizaron natrón para apoyar sus ollas sobre las fogatas en las que iban a cocinar. En la actualidad dicho material nos rodea, forma parte de nuestras vidas. No es de extrañar, por tanto, que haya sido el primer material en protagonizar una conmemoración internacional, la correspondiente al año 2022, declarado por Naciones Unidas Año Internacional del Vidrio.
El vidrio es uno de los materiales más transformadores de la historia de la humanidad. A lo largo de la historia ha desempeñado importantes funciones en la arquitectura, los artículos para el hogar, los envases… Y hoy es un elemento esencial en sectores clave como el de la energía, información y comunicaciones o la óptica y la optoelectrónica.
Fibra Óptica y vidrio
Desde tiempos inmemoriales, los humanos han querido e intentado tener control sobre la luz.
Este concepto se remonta hasta el Antiguo Egipto, donde supieron tener cierto dominio gracias a su ingenio y al uso de los espejos, que iban reflejando la luz y transportándola a todas las estancias y pasillos. Este método estaba estudiado al milímetro para que un solo rayo de luz, que entraba por un orificio, fuese capaz de iluminar todo el entramado arquitectónico.
Miles de años más tarde, la luz se controla a través de un cable construido de una forma específica y que permite la fibra óptica.
El funcionamiento de la fibra óptica
En el caso de la fibra, es el vidrio el que permite el rebote de la luz a gran velocidad, basándose en los mismos principios que el sistema de espejos egipcio: reflexión y refracción de luz. Cuando la luz cambia de un rumbo a otro, el cambio de dirección se llama refracción, la reflexión es el reflejo en la superficie. Con el ángulo adecuado, la reflexión en el interior de la fibra es lo que permite dicho rebote de luz. De una forma menos técnica: La luz viaja a través del vidrio, reflejándose en las paredes del cable que transforma esos destellos en un código binario que, posteriormente, es leído por ordenadores.
No es un cable habitual, ya que sus materiales no son los corrientes, como el cobre o el aluminio. Tampoco transporta electricidad. Están compuestos por fibras de vidrio y plásticos que, además, son componentes más económicos. Y, como se ha dicho, transportan pulsos de luz. Es precisamente por la transmisión de la luz que una de sus grandes ventajas es la velocidad. Todo esto ha supuesto un gran avance en las nuevas tecnologías.
Las fibras de vidrio
La fibra óptica está compuesta por muchas hebras, extremadamente finas, de vidrio (se miden en micras) que se entrelazan en diferentes formas hasta formar una malla. El resultado es un material muy resistente al calor, ligero, buen aislante eléctrico y que soporta muchos productos químicos. Si además se junta con el plástico, forma un material súper duro, que combina la alta resistencia y la tracción con elasticidad. Cabe destacar que la fibra de vidrio, creada en 1938 por el ingeniero Slayter, es una herramienta primordial en la industria de los componentes y tiene numerosas aplicaciones: aviones, automóviles, piscinas…
Internet y fibra óptica
Con el desarrollo de la fibra óptica, la fibra de vidrio se ha convertido en el método preferido para transportar información. Estos cables viajan debajo de los océanos creándose una amplia red que está contínuamente enviando comunicaciones a través de los continentes.
El mundo en el que vivimos, dominado por la información e Internet, se lo debemos a la luz. Esta fuente de energía tan peculiar es la que permite el transporte de la información a tan elevada velocidad, siendo la fibra óptica el vehículo que guía esa luz a su destino. Y, dentro de todo el entramado de la fibra, es el vidrio el material esencial que permite esa transmisión de luz y, por tanto, de comunicación.
Una exposición para descubrir todas las utilidades del vidrio
¿Sabías que también existen vidrios diseñados para disolverse dentro del cuerpo humano? ¿O que es posible fabricarlos para que emitan luz en la oscuridad? Entre otras muchas aplicaciones, el vidrio resulta indispensable en los paneles solares, las palas de las turbinas eólicas que nos proporcionan energía limpia, la conservación de vacunas como las diseñadas para hacer frente al virus de la COVID-19, la curación de tejidos dañados, fabricación de implantes o, como ya hemos visto, en la fibra óptica.
Precisamente de sus aplicaciones nos habla la exposición itinerante y virtual La Edad del Vidrio, elaborada por el Consejo Superior de la Investigaciones Científicas con apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. A través de ella, la muestra invita al público a averiguar todo lo que este material puede hacer para ayudarnos a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Hasta mañana se encuentra disponible en la Real Fabrica de Cristales de la Granja en Segovia aunque sus contenidos se encuentran también disponibles en la web www.edaddelvidrio.es. En ella, podrás navegar por la exposición en castellano o inglés, descargarla y escuchar sus audioguías, que también puedes encontrar las las principales plataformas de audio como Spotify.